En 1986 dos grupos de investigación en Estados Unidos, el de Lerner[1] y el de Schulz[2], mostraron que con ayuda del sistema inmunológico se pueden preparar catalizadores selectivos con estructuras tipo anticuerpo.
En una de las variantes posibles el procedimiento experimental es básicamente como éste que se describe a continuación:
- En primer lugar se sintetiza una molécula estable con una geometría tan similar como sea posible bien al estado de transición, bien a un intermedio altamente reactivo de la reacción que se pretende catalizar.
- En segundo lugar esta molécula se acopla vía un puente o espaciador a otra portadora, que normalmente es una proteína, para producir así un antígeno.
- A continuación este antígeno se introduce en el sistema circulatorio de un mamífero, cuyo sistema inmunológico responde creando anticuerpos, que se aislan y se replican monoclonalmente.
- Por último con estos anticuerpos monoclonales, que ahora poseen el sitio activo moldeado a las necesidades estructurales del sustrato problema, se prueba la efectividad catalítica en una reacción deseada.
El siguiente, y último, es un ejemplo típico de esta metodología. En primer lugar se ha representado la molécula sintetizada, que mimetiza el estado de transición objeto de estudio. Dicha molécula, con una estereoquímica determinada, se encuentra ya unida al fragmento puente que enlazará con la proteína para dar lugar finalmente al anticuerpo 24B11. Cuando se lleva a cabo la reacción de transesterificación intramolecular utilizando el material de partida racémico y el anticuerpo 24B11 se obtiene un solo enantiómero del producto ciclado (ee= 94±8%)[3], lo que a su vez constituye un ejemplo más de resolución cinética.