La segunda metodología a destacar implica la utilización de las oxazolinas quirales desarrolladas por Meyers[2], que se pueden considerar equivalentes sintéticos de ácidos carboxílicos. En el siguiente ejemplo se lleva a cabo una primera etapa de reacción que supone una alquilación sobre el metilo en posición 2 del heterociclo, cuyos átomos de hidrógeno son ligandos homotópicos. Una segunda alquilación implica ahora la participación de un metileno con ligandos diastereotópicos, por lo que habrá una selectividad facial inducida por los centros quirales de la siguiente forma: cuando se produce la abstracción de uno de estos protones se genera mayoritariamente, bajo condiciones de control cinético, un aza-enolato quelatado de configuración cis que favorece la entrada del electrófilo por la cara del doble enlace en la que se encuentra el catión litio, el cual se unirá al halógeno. La posterior hidrólisis conduce a la recuperación del auxiliar quiral y una serie de ácidos dialquilacéticos con unos excesos enantioméricos que van del 80 al 90%.
A diferencia del caso anterior, donde se utiliza SAMP o RAMP dependiendo del enantiomero a sintetizar, aquí no se necesita como auxiliar la oxazolina enantiómera a la utilizada cuando se quiera obtener el ácido enantiómero al obtenido por este proceso, basta con utilizar siempre la misma e invertir el orden de adición de los reactivos electrófilos que aportan los restos R1 y R2.
La utilidad de las oxazolinas de Meyers no se limita a este ejemplo, pues su versatilidad ha hecho de ellas uno de los auxiliares quirales más aplicados en síntesis asimétrica, permitiendo el acceso por diferentes rutas a ácidos, lactonas o alcoholes quirales, además de servir como grupo protector de la función ácido carboxílico.